23 de ENERO, Fue mi hogar
Diario La Voz
En otras oportunidades hemos utilizado como vía el tiempo, esta vez no será distinto. Ponemos el cronometro 15 años atrás, y llegamos directamente a la calle el Porvenir del Observatorio Cajigal en el 23 de Enero de Caracas, Casa 17, blanca y de tres plantas, mi casa. Desde el balcón y mi terraza se veía el palacio de Miraflores, con una bandera venezolana que ondeaba con fuerza, desde ese mismo balcón presencie aviones y militares, intentando tomar por la fuerza el poder otros años atrás.
Recuerdo que siempre que rodábamos por la autopista, justo en el distribuidor la araña, miraba hacia arriba y le preguntaba a mi papa como hacia la gente para vivir sobre el túnel, mi papá nunca respondía. Un día mí madre fue de viaje por una operación a los EEUU y el cuidado de mi hermana y el mío, quedaba en las tardes a cargo de una vecina que vivía en otra calle más adelante, jugaba entonces a armar un carro ficticio y mientras buscaba algunas sillas observe algo que respondió mis dudas, en la ventana trasera de la vecina que me cuidaba, la vista daba hacia la autopista, desde allí tenia vista completa del distribuidor La Araña. Ya no tenia que preguntarme como vivía la gente arriba del túnel, mi casa estaba sobre el, en su punto más alto.
Recuerdos vivos de mi antiguo hogar, aún permanecen intactos, muchos de ellos incluso son factores fundamentales para motivarme a seguir en la lucha por los derechos civiles. Todas las mañanas me levantaba temprano para ir a un colegio en Nueva Caracas, mis padres tenían carros, así que varios vecinos aprovechaban la cola. Uno fijo era Ronny, un niño de 11 años que a su edad ya tenia 5 muertos encima, su hermano mayor tenia 4 años mas que el y en ese momento era el más temido de la zona. A Ronny no le dábamos la cola a la escuela, lo llevábamos al hospital todas las mañanas porque tenia que acudir a tratamiento, fue herido a balazos y quedo orinando en bolsa (por medio de una sonda). Muchas veces mi papa intentaba ayudar a los jóvenes de mi calle, los empleaba en su empresa, una distribuidora de bolsas plásticas, también los llevaba a sus campañas evangélicas y los fines de semana nos íbamos a La Guaira a jugar Basket. Incluso cuando cumplí años mi papa me regalo una moto de croos y fueron esos muchachos los que me dieron el mejor entrenamiento, a los meses ya sabía elevarme en caballito, subir y bajar escaleras sin problemas, algo que no habría aprendido tan rápido en donde practicaba cross. Pero cada noche un conocido desaparecía, ajuste de cuentas, enfrentamientos por el control de la zona, el mismo sonido: balazos, lo único que cambiaba era el grito de la madre y el nombre del que dejo de vivir.
Esa realidad preocupaba a mi familia, el 23 de Enero era peligroso y mi calle la más peligrosa, mucha madres se esforzaban para que sus hijos no fueran arrastrados al camino de la violencia, pero rápidamente la muerte tocaba sus puertas. Una realidad que se reflejaba en las novelas, en aquel entonces: Por Estas Calles, muchas veces fue mi calle. Y dejo de serlo, nos mudamos a Valencia y deje de oír los tiros, mis vecinos ya no morían tan rápido, ni paseaban en el medio de la calle luciendo sus armas. Al pasar los años muchos de los que conocí ya no existen, otros tantos sobreviven porque sus padres lograron alejarnos de nuestra calle, El Porvenir.
El porvenir, por eso muchos nos alejamos y hoy intentamos con fuerza cambiar esa realidad, que no solo existe allí, si no en muchos lugares de Venezuela. Me entristece saber, que el sitio donde me críe hoy sea el símbolo más grande de la anarquía y la violencia y que desde el gobierno lejos de motivar a cambiar esa realidad; como una vez lo hizo Perez Jimenez. Hoy se dedique a promover la violencia, enseñando a disparar fusiles, a niños que aún les es difícil memorizar la tabla de multiplicar.
Negro:
Que algunos grupos partidizados y bajo las instrucciones del gobierno nacional, entren a escuelas y liceos a enseñar a nuestros niños y jóvenes, disparar armas de fuego de alto calibre. Esto acompañado de un veneno politizado que ni si quiera puede ser calificado de ideología, hacer creer que es honorable prepararse para una guerra entre propios hermanos.
La imagen puede dejar estupefactos a muchos, a mi me llena de tristeza saber que entre esos niños, hay hijos de gente que en algún momento conocí.
Blanco:
La esperanza renace cuando encuentras en algunas calles, vecinos que se organizan para enfrentar la violencia con cultura y deporte. A pesar de que muchos de ellos se agrupan con quien tengo profundas diferencias políticas, me llena de alivio saber que existen trincheras de valor, en resistencia contra la muerte y la violencia.
Hoy estoy lejos del sitio donde nací y de donde me críe, pero guardo fe en que un día pueda regresar y ver convertido ese lugar, en una referencia de transformación en positivo.
Hoy orgulloso de los que se mantienen allí, sin ceder espacios a los que escogieron el mal camino. Y emocionado de ver propuestas, para los cambios que vienen en camino como: Educación es Solución.
@JULIOCESARRIVAS