Nuestra generación ha sido testigo, a lo largo de estas décadas, de la pérdida de soberanía en Venezuela. Desde el conflicto interno surgido a raíz del chavismo, muchos han obtenido beneficios. Rusos, cubanos, chinos, caribeños y centroamericanos, algunos en roles de patrocinadores, nos han endeudado, mientras que otros, supuestos aliados de quienes gobiernan, han sido los principales beneficiarios.
Petróleo, minas, empresas estratégicas y la devastación de áreas enteras han sido parte de este proceso. El manejo de información estratégica, el control de puertos, aeropuertos y sistemas de defensa han sido objeto de influencia externa. Incluso, en cierto momento, JAVU tuvo que liderar acciones para exigir al régimen cubano que informara sobre el estado de salud de Hugo Chávez, quien ocupaba la presidencia de Venezuela y estuvo desaparecido durante meses.
Por estas razones, la plataforma de la Resistencia ha estado en la vanguardia, buscando no solo la soberanía, sino también un marco de respeto por los derechos civiles que han sido cercenados por la actual dictadura. Esto ha sido parte de un conflicto que se extiende por décadas.
Sin embargo, la coyuntura no solo ha sido aprovechada por los aliados o beneficiarios del régimen chavista, sino que también ha sido saqueada por potencias occidentales que han permitido el lavado de enormes recursos, suficientes para reconstruir un país desde cero. Este dinero robado ha sido utilizado por corruptos venezolanos para remodelar grandes ciudades como Miami, Houston, Madrid, entre otras. Una vez modernizadas, si alguno de estos personajes resulta incómodo, es expulsado, apresado o sancionado, pero el dinero y los bienes permanecen en estos países, congelados por un tiempo y luego integrados al presupuesto, dejando a Venezuela sin posibilidad de recuperarlos. Algunas migajas son enviadas como "ayuda humanitaria", destinadas a mantener organizaciones paraguas de algunos partidos políticos que también se benefician de la crisis. Todo esto se reparte como una torta en la que los venezolanos comunes y corrientes no tienen cabida.
Pero esto no ha sido suficiente, y actualmente un país que ni siquiera ha desarrollado su propia cultura ha estado disponiendo de un territorio que es nuestro y que hemos reclamado durante mucho tiempo, otorgando concesiones de explotación y violando los mecanismos y acuerdos establecidos en el acuerdo de Ginebra. Lo más alarmante es que incluso está disponiendo de nuestro mar territorial delimitado al norte de nuestro delta, que no está en disputa y forma parte de nuestro territorio.
Proteger la integridad territorial de la nación es una obligación ciudadana, al igual que recuperar los derechos civiles y las libertades coartadas. Uno no excluye al otro. Si hoy encontramos de forma excepcional coincidencia en la defensa del territorio Esequibo, debemos aprovecharla, más allá de los intereses individuales que motiven a uno u otro para involucrarse.
La dictadura de Maduro ha llegado a acuerdos con la mediación de la comunidad internacional para propiciar un ambiente electoral con sectores de la denominada oposición partidista en Venezuela, y estos sectores políticos están dispuestos a participar. ¿Por qué motivo condenaríamos entonces a los venezolanos que deseen involucrarse en la consulta a favor de nuestro Esequibo?
En consecuencia, en mi condición de presidente y fundador de la plataforma de la Resistencia JAVU, abogo por la libertad de conciencia para que todo aquel que tenga la posibilidad participe en todos los mecanismos de defensa de la integridad territorial, incluida la consulta propuesta para este domingo 3 de diciembre.
Asimismo, destacamos que millones de venezolanos han sido excluidos o imposibilitados de participar debido a la falta de condiciones para aquellos que residen en el extranjero o que han sido forzados al exilio. Hacemos un llamado para corregir esta limitación en el futuro.
Sin más,
Dios, Patria y Gloria
Resistencia Hasta La Victoria
Julio Cesar Rivas
Presidente Fundador de JAVU
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