La huelga de hambre protagonizada por Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU) materializó el propósito al ejecutar una acción con un fin que trasciende los intereses propios de los huelguistas. Se derribaron las fronteras que separaban las miles de protestas que cotidianamente sacuden nuestro territorio.
La angustiosa pregunta que se formulan periodistas y analistas -¿es cierto que durante el año 2010 se produjeron en Venezuela cerca de 3.200 manifestaciones contra las políticas y actuaciones del Gobierno?- quedó respondida. De ser cierta la cifra, desconcierta, pues todas estuvieron desconectadas, sin que se sintiera el nervio conductor que las unificaba. En cambio los hechos protagonizados por JAVU, al combatir por la libertad de los presos políticos, asumiendo con ello ni más ni menos que la defensa de la libertad de todo un país, trazó un primer hilo conductor.
En esta trascendente lucha coinciden los movimientos de otros estudiantes en todo el país, en huelga por el bienestar de toda la comunidad universitaria, no sólo por sus becas y comedores. También, los trabajadores de las empresas estatizadas o amenazadas por el Gobierno, que combaten no sólo por su salario, sino también por la despolitización de la gerencia y la permanencia de la empresa. Trabajadores conscientes de que está en juego su estabilidad, la calidad de su salario y la libertad, que rechazan la imposición de una forma de "dictadura del proletariado" encarnada en un supuesto "control obrero" cuyo fin real es destruir la productividad de las empresas. En todos los casos, JAVU, los estudiantes y los trabajadores, luchan por objetivos superiores que coinciden en lo sustantivo con la defensa de la libertad política y los derechos humanos.
Estos movimientos configuran la potencial unión, concertación o alianza, como queramos llamarle, de los venezolanos en torno al rescate de la Democracia. Dinámica de reclamo que se ha conformado lenta y progresivamente como el gran muro de contención ante la pretensión de imponer el comunismo en Venezuela. La difícil y larga jornada para la construcción de la Unidad, para rescatar la democracia, no puede mirarse sólo en las marchas y contramarchas de la MUD. Hay que verla en lo que ocurre en lo más profundo de nuestra sociedad, y eso es lo que ha destapado JAVU. La Mesa de la Unidad Democrática, sin ir más allá, y sin negar su valor, sólo refleja las peripecias burocráticas en el camino hacia la unión.
Se trata es de construir un muro con la virtud de abrir puertas a movimientos sociales que protagonicen una Unidad viable con la MUD, responsable de formalizar el proceso de participación en los eventos electorales que sobrevendrán.
Sólo es cuestión de tiempo para que las luchas de los trabajadores, las comunidades y los gremios, encuentren eco en las masas estudiantiles. Esto lo ha demostrado JAVU, al ser capaz de someterse a un ayuno de 23 días en defensa de presos políticos que no eran sus familiares, sólo otros ciudadanos iguales a ellos, y al respaldar activamente a los huelguistas universitarios.
La coyuntura en la que se cruzarán estas dos manifestaciones de la lucha democrática -la MUD y los movimientos sociales en su versión más amplia- está a la vuelta de la esquina. No serán necesarias grandes estrategias ni hábiles tácticas. Será el propio Gobierno, fatídicamente hundido en su pantano ideológico, el que creará las condiciones para que estudiantes, trabajadores, comunidades, consejos comunales, gremios y la MUD, se constituyan en la vanguardia más poderosa para rescatar la democracia.
La Unidad nunca antes había tenido tan claras oportunidades de existir y menos con la fuerza imbatible que han demostrado los estudiantes al derrotar al Gobierno en las últimas contiendas libradas. Una Unidad que es completamente genuina porque es producto del choque entre los ciudadanos y el Estado en su afán de imponer un régimen al estilo cubano en nuestro país.
Saludamos a la MUD, a JAVU, a los estudiantes, a los trabajadores de Guayana y de todas partes, a las comunidades y gremios, como piezas del más poderoso movimiento social con el que haya contado Venezuela en la última centuria. Ya no son montoneras como en el siglo XIX, sino ciudadanos de todas las edades y rincones de la nación conscientes de que la democracia no es un regalo, sino el producto de un inmenso y responsable esfuerzo de los ciudadanos en pos de la libertad. ¡Viva JAVU!
@cedice
EL UNIVERSAL
lunes 4 de abril de 2011 12:00 AM
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